¿Cómo hablar con mi hija o hijo acerca de su vida digital?

A continuación, se presentan algunas estrategias útiles para este propósito 32

1. Ayúdelos a sentirse conectados.

Hágales saber que, sin importar la situación, son importantes, hacen parte de la familia y usted los apoyará. Frases como “Te amo y la respuesta es no” o “Te amo y confío en que encontraremos una solución” podrían ser de utilidad.

2. Sea amable y firme a la vez.

Esto le ayudará a crear un equilibrio entre la bondad (que crea respeto y fomenta una relación cercana) y la firmeza (necesaria para acordar los limites apropiados).

3. Prefiera desarrollar habilidades para toda la vida.

Aunque puede tomar más tiempo, enfocarse en desarrollar hábitos y habilidades que promuevan la autonomía a largo plazo será de mayor utilidad.

4. Enseñe habilidades para la vida en línea.

Reforzar habilidades como el respeto, la empatía, la comunicación no violenta y la resolución de conflictos , ayudará a sus hijas e hijos a establecer interacciones seguras y respetuosas en línea y fuera de línea

5. Promueva la autonomía.

Reconocer sus emociones y capacidades y brindarles información sobre los riesgos y oportunidades de las TIC les permitirá tomar mejores decisiones, fortalecer su sentido de logro e informar sin miedo cuando algo no está bien.

6. Defina normas y límites claros, coherentes y consistentes.

Establecer un consenso sobre las normas y límites de manera anticipada, les permitirá saber qué se espera de ellos y a regular su comportamiento.

¿Cómo iniciar conversaciones con nuestras hijas e hijos sobre su vida digital?:

 

Acompañemos. Conversar y preguntar mientras los acompañamos a ver contenidos o jugar nos permitirá conocerlos, aclarar lo que esperamos de su comportamiento en línea y los valores que queremos promover.

Usemos los errores como oportunidades para aprender. Al identificar un problema o un riesgo potencial, hagamos con nuestras hijas e hijos una lluvia de ideas con posibles soluciones o preguntas curiosas que les ayuden a explorar las consecuencias de sus errores. ¿Qué podemos hacer para que pases menos tiempo jugando? ¿Cómo te sentirías si publicaran un contenido así sobre ti?

Detenernos y simplemente escucharlos, puede ayudarnos a entender su perspectiva, a que se sientan reconocidos y a que estén más dispuestos a prestarnos atención.

Preguntemos en lugar de ordenar. Preguntando en lugar de dar instrucciones ayudamos a nuestras hijas e hijos a desarrollar su autonomía. ¿Qué debes hacer si un desconocido te habla en línea? ¿Hasta qué hora tienes permitido jugar? ¿A qué hora nos desconectamos para cenar o ir a dormir?

Reconozcamos lo bueno. Resaltar los logros de nuestras hijas e hijos fortalece su autonomía y contribuye a reforzar los comportamientos que queremos ver. Por ejemplo: “Aprecio que te desconectaras durante la cena” “Gracias por contarme lo que sucedió a pesar de que te diera miedo”

Hagamos de Internet una conversación cotidiana. Estar enterados de la cotidianidad de nuestras hijas e hijos es una manera de detectar a tiempo riesgos potenciales, pero además permite generar confianza y tranquilidad para hablar de lo que sucede en Internet, logrando que estas conversaciones no se centren únicamente en los riesgos, sino también en las oportunidades y beneficios de la web.