¿Cómo hablar con mi hija o hijo acerca de sexualidad?

Una estrategia que ha mostrado ser muy efectiva para prevenir la explotación sexual en línea es la educación de la sexualidad. Las personas comenzamos a recibir mensajes acerca de la sexualidad desde el nacimiento (37). Sin embargo, hablar acerca de la sexualidad es una situación difícil de enfrentar para muchas personas. La dificultad para hablar sobre la sexualidad se incrementa cuando se trata de resolver preguntas que nos plantean niñas, niños y adolescentes. Con frecuencia, en esas circunstancias…

Sentimos que no contamos con el lenguaje apropiado para hablar sobre el tema.

Creemos que el asunto del cual nos preguntan es difícil de entender a esa edad.

Pensamos que con la respuesta que demos vamos a generar confusión y más curiosidad de la que corresponde para la edad.

Estamos convencidos de que esos son asuntos que solo debemos hablar con personas mayores.

Creemos que hablar de sexualidad se limita a hablar de relaciones sexuales.

 

Estas opiniones indican que la sexualidad es equivalente a genitalidad para las personas adultas; pero en realidad, el interés que expresan niñas, niños y adolescentes desde muy temprana edad, por su propio cuerpo y el de los demás hace parte del proceso de autoconocimiento y del interés por el aprendizaje que los acompañará el resto de la vida.

Esa curiosidad la expresará explorando y manipulando sus genitales, indagando por las diferencias anatómicas que hay entre los sexos, preguntando por su propia historia y la de su familia o realizando juegos de exploración sexual como el del papá y la mamá o el doctor.

Las preguntas de niñas, niños y adolescentes revelan su curiosidad y deseo de comprender el mundo y surgen espontáneamente. Se ha observado que esas preguntas, al igual que lo que ocurre con otros aspectos del desarrollo infantil, se ha observado que siguen una secuencia relativamente predecible, es decir, van de menor a mayor complejidad. Por ejemplo, antes de que pregunten por cómo nacen los bebés preguntan por las diferencias físicas entre los sexos.

Para responder esas preguntas, es necesario tener en cuenta que la adquisición de conocimientos sobre asuntos relacionados con la sexualidad, al igual que sobre cualquier otro tema, se desarrolla paulatinamente, sin prisa, pero también sin imponer restricciones a la curiosidad natural de los seres humanos.

En la medida en que niños, niñas y adolescentes preguntan, es conveniente darles una información verídica y concreta que satisfaga su curiosidad y que aclare sus dudas.

Para lograr que niñas, niños y adolescentes satisfagan su curiosidad de forma natural, desarrollen una actitud positiva hacia la sexualidad y generen una relación de confianza con sus principales cuidadores es importante responder a sus preguntas puntualmente, con la verdad, sin dar más información de la que están solicitando y de la que están en capacidad de comprender.

3 Reglas de oro para abrir canales de comunicación sobre la sexualidad desde la infancia

Algunas de las reglas para considerar al responder las preguntas más frecuentes de niños, niñas y adolescentes son:

Aceptar sus preguntas como una expresión natural de su curiosidad, sin juzgarles, sin regañarles, sin hacerles sentir mal por el deseo de saber y conocer.

Clarificar lo que quieren saber antes de responder para establecer si ya han recibido información que requiere ser corregida, reforzada o ampliada y si el sentido de la pregunta es el que nosotros le estamos dando.

Explicar con honestidad y naturalidad, respondiendo solo lo que preguntan de acuerdo con su edad y utilizando siempre los términos correctos (por ejemplo: senos, pene, testículos, vulva, útero, ovarios, óvulos, espermatozoides).

¿Cómo responder cuando no sabemos la respuesta?

Si ante una pregunta de niños, niñas y adolescentes nos sentimos incómodos o sentimos que no tenemos la respuesta adecuada, podemos expresarlo abiertamente: “¿Sabes? Para mí es muy difícil hablar de este tema porque cuando yo tenía tu edad no tuve quién respondiera mis preguntas; yo no quiero que a ti te pase lo mismo por eso me gusta que quieras hablar conmigo”; o decirles: “La verdad, yo no sé la respuesta a esa pregunta, pero podemos averiguarlo y así aprendemos los dos”.

En otras ocasiones niños, niñas y adolescentes nos plantean las preguntas cuando estamos ocupados, cuando estamos en compañía de otras personas o cuando estamos cansados. Cuando esto sea así, en lugar de regañarles o hacerles sentir mal por preguntar, podemos reconocer que no nos molesta la pregunta, sino que el momento no es el más oportuno, y buscar al niño después para atender su necesidad: “Ahora estoy muy cansada para responder esa pregunta que es muy importante ¿Te parece si descanso un poco y te busco en un rato para que hablemos?”; “Perdona que no te responda ahora pero es que no tuve un buen día, déjame calmarme y más tarde hablamos del tema”; o decirles: “Debo terminar de hablar con estas personas, en cuanto acabe te atiendo”.

Cualquiera que sea la situación, lo más importante es que hablemos con sinceridad y que cumplamos la promesa de buscar el momento oportuno para responder.

Tenga en cuenta: si no les damos la información que están solicitando, las respuestas las obtendrán de sus amigos o de Internet, donde puede haber muchas personas dispuestas a aprovechar la curiosidad que tienen niñas, niños y adolescentes para contactarles y ganarse su confianza.

¿Qué pasa con las niñas, niños y adolescentes que no hacen preguntas sobre sexualidad?

La curiosidad sexual es una expresión natural del desarrollo; cuando una niña, niño o adolescente no pregunta sobre el tema, debemos preguntarnos si:

No necesita preguntar porque nos hemos anticipado a darle la información sobre el tema.

Está adquiriendo información a través de otras fuentes (televisión, amigos, maestros, libros, otras personas, Internet).

Cuando ha planteado preguntas, hemos respondido con mentiras o con regaños.

Cuando ha preguntado, ha percibido que hablar sobre el tema nos genera vergüenza o incomodidad.

Cuando ha preguntado, hemos evadido la pregunta o le hemos dicho que después
hablamos del tema, pero realmente nunca lo hacemos; también puede ser que le hemos dicho que “los niños no hablan de esos temas ” o que “cuando sea grande lo va a entender”.

No hemos desarrollado una relación cercana que le permita sentir la seguridad y la confianza para plantear sus inquietudes.

Tiene mucha vergüenza para hablar de ello o preguntar.

En resumen…
Para facilitar conversaciones acerca de la sexualidad con niñas, niños y adolescentes, es fundamental que, desde los primeros años, las personas adultas:

Se interesen por escuchar sus preguntas

Dediquen tiempo para responder sus inquietudes

Hablen siempre con la verdad y de manera directa

Sean capaces de reconocer sus propios sentimientos frente a la sexualidad y comunicarlos de manera clara y abierta

Hablen sin rodeos, llamando las cosas por su nombre y sin menospreciar la capacidad de los niños y niñas para comprender lo que se les dice

Tengan en cuenta el nivel de desarrollo de cada niña, niño o adolescente para brindarles información acorde a su atapa de desarrollo y a su nivel de comprensión